sábado, 29 de julio de 2006

La triste Lisa

Poco a poco, mis sentidos se desentumecen. Abro los ojos, y compruebo que ya no estoy en Madrid, sino en Las Palmas de Gran Canaria. Y tengo tan poco tiempo como siempre, pero pienso que ya está bien de holgazanear. Es hora de airear mis queridos fetos vacunos...

Escribir una entrada sobre Lisa Germano no sería una mala manera de volver a la acción, supongo. Más que nada porque acaba de sacar su último álbum, In The Maybe World. Y porque es quizá mi cantautora favorita después de Joni Mitchell, claro.

Against the wall...Lisa ha sido una artista tardía, aunque he oído que hacía música ya de niña. Debutó en solitario con más de treinta años a comienzos de los noventa, después de haber trabajado en la banda del imitador de Bruce Springsteen por excelencia (sólo que aún peor), John Mellencamp. Menos mal que ella nunca volvió por tales derroteros. No, el estilo de Lisa Germano se caracteriza ante todo por la claridad melódica de sus canciones y los inusuales arreglos, foco de la mayor parte de la tensión. Dicho de otra manera, le gusta sabotear sus melodías, a menudo tan sencillas como bellas, envolviéndolas en extrañas combinaciones de instrumentos. Ella toca el violín, la guitarra y el piano, pero en sus discos, a menudo fruto de colaboraciones con unos pocos intérpretes escogidos, también pueden escucharse cajas de ritmos, oboes, maullidos de gato, llamadas telefónicas, casi cualquier cosa.

Con todo, y a pesar de que su música tiene muy poco que ver con el pop convencional, no resulta ni mucho menos inaccesible por vocación. Lisa tiene un sentido del humor algo retorcido, aunque con su forma de cantar a veces no se note demasiado. Y es que poco importa el estado de ánimo que quiera transmitir, deprimido o eufórico, Germano rara vez supera la intensidad de un susurro.

Entre iguales¿Qué lugar ocupa entonces esta muchacha perpetua de Indiana en el panteón de las cantautoras de los noventa? Digamos que tiene algo de la audacia compositiva de la mejor Tori Amos, aunque empleada con mayor sutileza, del gusto por las atmósferas etéreas de Sarah McLachlan y del infantilismo bien entendido de Björk, si bien como cantantes ambas no podrían diferir más. Y por encima de cualquier comparación, Lisa Germano lleva quince años haciendo música a su manera, sin apenas ruido. No siempre ha podido vivir de ello (su trabajo en una librería le ha ayudado a pagar algunas facturas), pero a mí personalmente me ha hecho un poco más feliz.

Por cierto, lo de John Mellencamp y el Boss era broma. No tengo nada en contra de ninguno de los dos, aunque no me interesan en lo más mínimo.

Estoy escuchando:
Joe Cocker - "With A Little Help From My Friends"

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