sábado, 8 de abril de 2006

¿Por qué escuchamos música?

AngelitosLa cuestión tiene su importancia, aunque sea para intentar justificar la existencia de la realidad sonora alternativa sobre la que versa este blog.

Si cada día absorbemos toneladas de información visual, no es menos cierto que también nuestros oídos se llevan lo suyo.

Así, de buenas a primeras, yo distinguiría las siguientes funciones principales que la música tiene en nuestras vidas:
  • Sincronización utilitaria. Ejemplos: aeróbic, marchas. Por sus cualidades rítmicas, la música permite coordinar movimientos y tareas.


  • Sincronización artística y comercial. Ejemplos: bandas sonoras de películas, canciones de anuncios, ballet, ópera. La imbricación entre los elementos es compleja, va más allá del ritmo. La música puede adoptar en un momento dado el papel protagonista, como en el caso de los musicales y los videoclips.


  • De fondo. Ejemplos: música ambiente, hilo musical. Está ahí, pero sin estorbar. No guarda relación con lo que se está haciendo, es fácil olvidarse de ella. Puede tener como finalidad la relajación.


  • Social. Ejemplos: fiestas, discotecas, algunos conciertos. La música es el centro de la actividad y tiene una función integradora, aunque a veces esté tan alta que nos impide hablar con es@ chic@ tan guap@.


  • Actividad independiente. La música como fin en sí mismo, escuchada con suma atención.
Por supuesto, todo es una cuestión de contexto, y se pueden introducir tantas matizaciones como se quiera. Sin embargo, la finalidad con que se ha pensado un tipo de música debería influir en la valoración que hagamos de ella. Aquellos sobre los que yo escribo en Fetos de Vaca Holandesa no sirven, en su mayor parte, para hacer yoga, ni se pueden poner en una reunión de amigos sin obtener reacciones contrariadas. Y aún así, entiendo que pueden merecer la pena y aportar disfrute, así como un estímulo intelectual.

Con esto no quiero decir ni mucho menos que la que a mí me gusta sea la única música que cumple con estas características, ni que toda la de uso funcional sea de mala calidad. Simplemente pretendo que esta reflexión plantee algunos interrogantes. Yo escucho música para descubrir nuevas sensaciones. ¿Y ustedes?

Estoy escuchando:
Mo Boma - "Terrace"

5 comentarios:

Pablo dijo...

Ha llegado el momento de confesar que a mi la música me gusta... pero sin pasarse. No soy un melómano, ni un musicómano. No soy de esos que tienen la necesidad de ir escuchando música todo el tiempo que no estén dedicados a otra actividad, ni de los que necesite realizar una actividad concreta escuchando música.
El silencio también tiene valor (en la radio no te cuento lo que puede significar). Hay que apreciar "the sound of silence" (gran tema). No es necesario, o al menos no para mi, llenar todos los silencios con música. Yo nunca he sido capaz de estudiar con música (siempre dejaba de estudiar para prestar atención a la canción), ni tampoco me gusta leer con música de fondo. Todo ello no quiere decir que la música no me guste, pero en su momento adecuado y en su justa medida.

En definitiva: no necesito una banda sonora para vivir la vida, cosa que parece que mucha gente necesita.

Pablo dijo...

¿Habré asustado a los melómanos, que no escriben nada?

Pablo dijo...

He de añadir que por otra parte la música está bien para ciertos estados de ánimo, así como para predisponerte para algunas situaciones.

Que cada uno interprete según su caso.

Hölderlin dijo...

Querido Ayoze, no sé cómo estarás superando el sprint final al que la memoria nos obliga. Yo estoy bastante angustiada porque la mía tiene vida propia y se está convirtiendo en algo que no es exactamente lo que yo planeé. Es una criatura que se desarrolla por sí misma y me preocupa no poder gobernarla. Deseo que tú estés mucho más centrado y que la tuya no se haya insubordinado. Creo que en breve puede salir un post sobre el tema en mi blog. Espero que él tampoco se amotine. Un abrazo y enhorabuena por el pedazo de blog que tienes.

Ayoze García dijo...

Tarde y mal, pero ahí van mis respuestas a vuestros comentarios. La idea era fomentar el debate, y creo que se ha conseguido.

Pablo: tienes mucha razón en lo que dices. La música significa cosas distintas según la persona. Yo me saturo a veces, y entonces lo mejor es el silencio, sin duda. Pero el resto del tiempo, siento una curiosidad casi enfermiza por todo aquello que suponga dar una vuelta de tuerca a lo convencional. ¿Que por ejemplo hay un grupo llamado Camper Van Beethoven que mezcla country, punk, ska y folk de Centroeuropa? Entonces no puedo parar hasta que no consigo hacerme con uno de sus discos. Este comportamiento tiene sus pros y sus contras, pero es lo que hay :-)

Hördelin: la memoria más o menos, gracias. Eso sí, le he visto las orejas al lobo. Se agradecen mucho los halagos, sabes que espero que algún día podamos continuar las aventuras del espía falso perdido en Huesca.

Elena: la música es, con mucho, mi droga favorita. No produce efectos secundarios (seguramente sordera a largo plazo, pero que nos quiten lo bailao), aunque a veces sí adicción. Ahora bien, eso de que es más barata, es discutible...