lunes, 14 de agosto de 2006

El post-metal en tres sencillos pasos

Incluso entre personas tolerantes, la reacción ante el término "heavy metal" suele ser más o menos como sigue: una mueca de disgusto sacude los labios al tiempo que acuden a la mente desagradables imágenes de jóvenes de pelos engominados que sueltan alaridos en una mazmorra o algo así.

Esta entrada, sin embargo, versa sobre el post-metal, su rama más experimental y vanguardista. El origen de esta deformación podría localizarse en los primeros trabajos de Metallica. Su forma de entender el género, sin concesiones al efectismo ni a las baladas de estadio, tardó algo en calar. Pero a comienzos de los noventa multitud de grupos empezaron a asimilar influencias varias, como el rock progresivo y la música industrial; se abrió así una tercera vía, junto a los estilos comerciales (el hair metal, que sería sustituido por el grunge y el nu metal) y el puro machaconeo a la velocidad de la luz del trash, el grindcore y similares.

Delimitar la esencia del post-metal es complicado: ya digo que durante la pasada década fueron muchas las bandas (algunas tan interesantes como Type 0 Negative, Fear Factory o Neurosis) que con sus esfuerzos consiguieron que la credibilidad artística del rock pesado subiera muchos enteros, y salvo el ansia de renovación, poco tienen en común. Sería imposible mencionarlas a todas, así que me conformaré con comentar tres discos que permiten hacerse una idea de la variedad de propuestas que hoy día ofrece el género.

Earth - 2 (1993)

De otro planetaUna idea simple, y tan revolucionaria. En décadas anteriores, a casi nadie se le había ocurrido explorar de manera sistemática las posibilidades instrumentales del heavy metal. El grupo del guitarrista Dylan Carlson llevó a comienzos de los noventa esa premisa hasta el extremo, y dio con una combinación a priori improbable: el metal ambiental, lo que ahora se conoce como drone metal, o metal a base de murmullos. Este álbum consiste en setenta minutos de agónicos fraseos de guitarra (con el único acompañamiento de un bajo eléctrico), inconfundiblemente metálicos pero sacados de contexto: en vez de frenéticos o agresivos, Earth suenan meditativos, como si Tony Iommi hubiera encendido el equipo de grabación en pleno trance lisérgico tras mandar a paseo al resto de los miembros de Black Sabbath. El resultado es un heavy metal a cámara lenta que en la actualidad siguen al pie de la letra formaciones como Sunn 0))) o los japoneses Boris.

Today Is The Day - Sadness Will Prevail (2002)

Lo triste permaneceToday Is The Day se especializan en un tipo de música psicológica y afilada, y han desarrollado durante más de diez años una carrera tan interesante como impredecible. Su líder Steve Austin es, además de un admirador de King Crimson y Black Sabbath, uno de los compositores más versátiles del heavy metal moderno. Y menos mal, porque de lo contrario, las más de dos horas de duración de Sadness Will Prevail, penúltimo álbum del grupo hasta la fecha, serían insoportables por completo. En vez de eso, este mamotreto constituye una verdadera biblia del post-metal, en el que los tonos increíblemente sucios de la guitarra conviven con toques de violín y piano, voces distorsionadas y toda clase de perversiones sonoras. Los necesarios aunque escasos momentos de tregua se esparcen entre las piezas instrumentales, que ocupan la mayor parte del segundo CD. Se trata además de un disco bastante personal: "Death Requiem" es el particular "My Way" de Austin, aunque no creo que jamás lo vayamos a escuchar en un ascensor.

Orthrelm - OV (2005)

La oveja y el cavernícolaLas canciones de duración normal no se hicieron para este dúo de guitarra y batería. Así, si hace unos años metieron en un EP ¡99 en 13 minutos!, con OV se han lanzado a componer una pieza de 45 minutos marcada por el minimalismo. Lo cual quiere decir que es muy, muy repetitiva. Los detractores de este álbum dicen cosas como "menudo bodrio, la guitarra repite las mismas tres notas durante diecisiete minutos". Y bueno, esa es una forma de verlo. A esas alturas, yo ya me he perdido en este torbellino de virtuosismo, tan absurdo que adquiere un nuevo grado de trascendencia. Mick Barr tortura los registros más agudos de su guitarra hasta que la vertiginosa sucesión de notas resuena en los oídos como un coro de gaviotas asesinas. Toda una prueba maratoniana de resistencia física y mental: si, como da la sensación, los chicos de Orthrelm grabaron este disco de una tacada, debieron de caer rendidos justo después.

Ni que decir tiene que no es recomendable adentrarse por estos caminos inhóspitos sin haber asimilado antes por lo menos el grueso de la discografía clásica de Black Sabbath, Deep Purple y Led Zeppelin. Avisados están.

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Estoy escuchando:
Djam Karet - "Night Of The Mexican Goat Sucker"

1 comentario:

Mr. Kaplan dijo...

Sólo dos recomendaciones: Black one, de Sunn O))), y Altar, realizado al alimón por los mismos Sunn y Boris. Pronto hablaré de ellos en mi blog, si nada lo remedia. Grandes, grandes, grandes. Pero también dificilillos, dificilillos, dificilillos.