De tales condicionantes técnicos y "de carácter" se deduce entonces que la aparición de un nuevo instrumento puede abrir horizontes, e incluso dar lugar a nuevos estilos: la guitarra eléctrica tuvo mucho que ver con el surgimiento del rock & roll en los años cincuenta, a pesar de que algunas de sus primeras estrellas fueran pianistas, como Little Richard y Jerry Lee Lewis.
A finales de los sesenta, una nueva revolución prometía poner a disposición del artista en un solo aparato toda la paleta de sonidos musicales conocidos, y muchos inéditos hasta entonces. El teclado Moog y el mellotron dieron paso al sintetizador, y la música electrónica abandonó los laboratorios acústicos y llegó al ámbito popular. Sin embargo, su uso masivo reveló graves limitaciones: en manos de mentes poco imaginativas, este instrumento ofrecía imitaciones pobres y sin matices, que fueron la base del aberrante "sonido de los ochenta" de Modern Talking y compañía.
Si he hecho este pequeño recorrido es porque quería señalar que una de las vías más interesantes que veo en la música de comienzos del siglo XXI es la composición a través de samples. Ya expliqué en qué consisten hace unos meses en una entrada sobre hip-hop titulada DJs, MCs, R2-D2. Pues bien, esta herramienta (manejada ahora por ordenador, al igual que las nuevas cajas de ritmos) la utilizan también artistas electrónicos como Squarepusher, Spring Heel Jack o The Books. De esta forma consiguen asimilar lenguajes en principio poco compatibles con el suyo, como los del jazz o el folk. Estamos hablando de una forma de hacer música en la que conviven muestras tratadas hasta lo irreconocible (propios y ajenos, de instrumentos, de voces, de toda clase de sonidos), y que a menudo se sirve de los retorcidísimos ritmos del drum and bass.
Pero quizá las dos figuras que mejor están explotando este nuevo género aún por definir sean DJ Shadow y Amon Tobin. Su música es electrónica en el proceso, no en el resultado. Discos como Endtroducing... (1996) y canciones como "The Nasty" demuestran lo que se puede conseguir por esta vía, cuyos únicos límites residen en la destreza y la inventiva de cada cual.
Frank Zappa decía que de las orquestas le encantaba el sonido y odiaba a los músicos. En la actualidad, la tecnología pone a nuestra disposición una agrupación virtual de instrumentos, con una variedad infinita y capaz de ejecutar las partituras más complicadas sin quejarse ni pedir vacaciones. La pregunta es, ¿a qué esperan los compositores del presente para familiarizarse con estos métodos?
Más información:
- Mellotrons, Chamberlins and their sounds - Información sobre este curioso instrumento empleado por numerosos grupos de los sesenta y los setenta para sustituir el sonido de una sección de violines (hay por ahí una lista de los álbumes en los que aparece)
- Sampling - Artículo de la Wikipedia
Estoy escuchando:
Spring Heel Jack - "Suspensions"
Spring Heel Jack - "Suspensions"
No hay comentarios:
Publicar un comentario