martes, 26 de septiembre de 2006

El paraíso de la curiosidad

The Knife / Silent Shout
Mute / Synth-pop

Como quien no quiere la cosa, The Knife son el tercer grupo sueco al que le dedico una entrada en este blog. Casualidades de la vida... El caso es que los hermanos Dreijer se han colocado con Silent Shout en el pelotón de cabeza de un género tan interesante como poco practicado: el pop sintético y vanguardista.

Al intentar describir esta música, me vienen a la cabeza varias comparaciones: Brian Eno, los Residents, Björk, los Talking Heads... pero quizá resulte más fácil recurrir a un referente visual como, por ejemplo, las películas de Tim Burton. The Knife practican la misma morbosidad romántica y crepuscular, aliviada por un sentido del humor sutil pero palpable. Y bajo sus máscaras, estos dos tímidos personajes esconden un sorprendente arsenal de trucos.

Lo que se dice ir a la modaLa hipnótica base electrónica y los murmullos de ultratumba que introducen el álbum dan paso al pulso machacón de "Neverland", pero no es hasta el tercer tema cuando la cosa se sale de madre. "The Captain" comienza con tres minutos de silbidos árticos, tres minutos que dan al traste con cualquier expectativa del oyente, preparado ya para admirarse con los coros celestiales de la segunda parte.

Y ya a partir de ahí, cabe esperar desde las baladas más tiernas hasta los números bailables más salvajes ("We Share Our Mother's Health" debería ser, en mi humilde opinión y con permiso de Madonna, el tema discotequero del año).

Pese a su variedad, todas las canciones de Silent Shout giran en torno a la particular química que los Dreijer han logrado capturar en el estudio: Karin aporta las melodías y letras, mientras Olof, que se define como "un DJ de mente estrecha al que le encanta el tecno de la vieja escuela" se encarga del envoltorio, que en este caso juega un papel determinante.

El fondo musical suele ser, en efecto, bastante espartano, en la línea de artistas como Isolée, pero The Knife explotan al máximo esa limitación aparente, y la convierten en el mejor apoyo para la voz de Karin Dreijer, tratada artificialmente hasta alcanzar los registros más insospechados: hombre y mujer, niño y anciano, ángel y demonio.

El ojo que todo lo veEste travestismo interpretativo tiene gran parte de culpa de la ambigüedad emocional que transmite Silent Shout y, al mismo tiempo, constituye una de sus grandes bazas. No hay más que escuchar "One Hit": una esposa maltratada es quien canta la primera estrofa; en el momento en que su marido toma la palabra, la voz se deshumaniza hasta lo grotesco, en una transformación más elocuente que cualquier parrafada políticamente correcta.

No sé. Este es un disco que estremece, invita a mover el esqueleto y da que pensar a partes iguales. Yo no pediría mucho más. A primera vista, eso sí, algunas de las canciones pueden parecer un poco tontas. Pero es que si nos ponemos más serios de la cuenta, incluso la mitad del Let It Be de los Replacements puede parecer puro relleno. Y de eso ni hablar.

Más información:
Temas relacionados (la conexión sueca):
Vídeos:
  • "Silent Shout"

  • "We Share Our Mother's Health"

  • "Marble House"

  • "Like A Pen"


Estoy escuchando:
Meredith Monk - "Dolmen Music"

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