viernes, 3 de noviembre de 2006

De viva voz

A la hora de adaptar a sus pretensiones el sonido de las cuerdas vocales, los músicos de vanguardia han seguido durante las últimas décadas dos caminos bien distintos. Mientras que algunos intérpretes virtuosos como Tim Buckley, Meredith Monk y Diamanda Galas han exprimido al máximo las técnicas de canto tradicionales en busca de la máxima expresividad, toda una estirpe de compositores se ha dedicado a manipular la voz humana mediante técnicas de estudio.

Hasta donde yo sé, esta segunda vertiente tiene su origen en la pieza Gesang der Junglinge (1955), del alemán Karlheinz Stockhausen, que empleó como material compositivo la grabación de un chico leyendo un pasaje de la Biblia. Su discípulo y fundador del grupo Can, Holger Czukay, trasladó el experimento a la música étnica con Canaxis (1969), y las primeras obras del compositor minimalista Steve Reich, entre ellas Come Out (1966), también pueden incluirse dentro de este género.

Un pionero a su maneraEl norteamericano Bob Ostertag, por tanto, no ha sido el primero en explorar esta idea. Eso sí, la ha actualizado por medio de las nuevas tecnologías, y su discografía se puede descargar gratis desde su página web bajo la licencia Creative Commons (la misma que usan la mayoría de netlabels). Cuando me enteré, curioseé un poco y me bajé los dos temas que conforman Sooner Or Later (1991), un trabajo que ejemplifica muy bien las posibilidades inherentes a estos métodos de tratamiento de la voz.

Ostertag pasó gran parte de la década de los ochenta en El Salvador, tiempo durante el cual estudió los conflictos políticos de Latinoamérica y dejó a un lado su labor creativa. Son esas las vivencias que quedan reflejadas en Sooner Or Later. El discurso de un niño salvadoreño que entierra a su padre asesinado, el sonido de las palas que cavan la tumba y el de una mosca que pasaba por ahí (?!) le bastan al compositor para construir "Part One", una serie de variaciones con una duración de media hora.

Más pronto o más tardeLa grabación original se nos presenta en un principio sin cambios, pero pronto se deja sentir la mano de Ostertag, que aísla determinados fragmentos y los repite hasta la saciedad, o bien los deforma hasta dejarlos irreconocibles. Después de cada pausa, el material cobra una nueva forma, ya sea la de un trallazo de ruido, una combinación de ritmos industriales o un imaginario festival de canto tirolés.

"Part Two" introduce al fin un componente inequívocamente musical: un sample del guitarrista Fred Frith (colaborador habitual de Ostertag, al igual que John Zorn), manipulado hasta crear un entramado a medio camino entre los paisajes sonoros de Robert Fripp y el sonido de un didgeridoo australiano. El desarrollo de esta sección es bastante más lineal y cercano a la "belleza oculta" que se menciona en el libreto del disco. En resumen, una experiencia distinta que recomiendo escuchar un par de veces, aunque sea por curiosidad.

Más información:
Temas relacionados:
Estoy escuchando:
Underworld - "Dirty Epic"

No hay comentarios: